Seguimos de pie
Ya transcurrió mas de un año de los despidos masivos que sufrimos los trabajadores de Dana spicer (empresa autopartista norteamericana) ubicada en la localidad de Grand Bourg, predio que fue escenario de una militarización dentro y fuera de la misma. Los despidos fueron dirigidos a parte del cuerpo de delegados, activistas y representantes de los sectores que durante siete años impedimos los despidos que eran moneda corriente, sobre todo con los contratados, sumamos al convenio a los compañeros de las empresas terciarizadas, conseguimos aumentos salariales por encima de las automotrices, difundimos y denunciamos los retornos de la gerencia y su mala administración en perjuicio de quienes le generamos las ganancias; fueron grandes pasos que fuimos dando siempre bajo el método de asamblea. Luego llego el bloqueo que realizamos en el portón de la fabrica donde la militarización fue la carta de la empresa, el SMATA (nuestro sindicato) puso lo suyo
enviando, bajo zona liberada por la policía, la patota que quemaron, robaron y apuñalaron compañeros. El ministerio de trabajo no iba a quedarse atrás, pues puso todas las trabas posibles para no declarar la conciliación obligatoria. Para esta fecha el gobierno nacional con su bandera de "Derechos Humanos" reprimieron varias veces a los trabajadores del el casino, lo mismo en Mafisa y luego, mas tarde, a los trabajadores del neumático, y sigue la lista que demuestra su total contradicción con su discurso.
Los trabajadores de Dana hemos hecho una experiencia la cual nos obliga a realizar un balance sobre los aciertos y errores que atravesamos en estos siete años, pues tomar solamente los despidos daría un análisis incompleto, más aun con los fallos judiciales de reincorporación a los compañeros Juan Vega, Guillermo Elizalde y Ramón Leguizamon nos exige dar paso firme, mientras continúan en espera la sentencia por reincorporación mas de diez compañeros, siendo concientes que la justicia es de los patrones.
Doces meses sobraron para que el Smata permita a la empresa subir por las nubes la productividad, realizar elecciones de delegados truchos, perseguir y despedir a los compañeros que rechazaban a los "deletruchos" sus entregas. Eliminar las asambleas y otras tantas aberraciones que no podrán cambiar nuestra conciencia solidaria y combativa o evitar que sigamos en pie.
Por todo lo anterior es fundamental resaltar la solidaridad que recibimos de las distintas organizaciones obreras, sociales y políticas; poniendo de manifiesto que solamente la clase trabajadora puede dar salida a los ataques que efectúan las empresas junto con la burocracia sindical bajo el aval del gobierno nacional.
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